Conocer el útero

Las mujeres portamos en nuestro cuerpo físico un órgano que energéticamente nos conecta con nuestro Ser femenino, con nuestras capacidades puramente yin, con los dones de la Diosa. Este órgano es el útero. En general vivimos desconectadas de su existencia y de su energía. Volver a percibir y sentir este centro  pasa por una toma de conciencia del mismo, nos llevará a conocernos mejor y a comenzar por fin a despertar todo lo bueno que hay en nosotras, a verlo desde otra perspectiva.

El útero es un órgano muscular, hueco, situado en la pelvis de la mujer, entre la vejiga (por delante) y el recto (por detrás). Suele medir unos siete centímetros de largo por cuatro de ancho y unos tres centímetros de espesor. Además, posee unos fuertes ligamentos que lo mantienen en posición estable.

Como bien se explica en el librito “Cuerpo de mujer. Reconectar con el útero”, la masa muscular que constituye el útero tiene una particularidad: posee músculos circulares, que cierran el cérvix o cuello uterino,  y longitudinales, que son los que en un parto empujarían al bebé hacia fuera. Ambos funcionan en sincronía. El sistema nervioso simpático (el que nos prepara para la acción) tiene que desactivarse para que las fibras circulares se aflojen y no provoquen tensión al movimiento que realizan las fibras longitudinales, que dependen del sistema parasimpático (el que se ocupa del descanso o relajación del cuerpo).

Así que se puede decir que si el miedo o el estrés (consciente o inconsciente) mantiene activo el sistema simpático, las fibras musculares no se pueden distender. Si esto sucede durante un trabajo de parto, estas fibras ofrecerán resistencia y producirán dolor. Este dolor, en algunos casos, tiene el mismo origen que el que sufren tantas mujeres durante la menstruación, ya que el útero también realiza movimientos para expulsar el endometrio.

A niveles no físicos el útero es también un importante motor energético que se corresponde con el 2º chakra, ubicado en la zona umbilical. Este chakra, asociado al elemento agua, está relacionado con la energía vital, la sexualidad como fuerza creativa, con la capacidad de recibir y proporcionar placer a nuestras vidas y el sentirnos dignos de ello. Regula también nuestro bienestar emocional.

Recordemos ahora que las mujeres, por tener una predominancia de energía yin, funcionamos como receptoras de emociones, empatizamos fácilmente con las de otras personas y sentimos profundamente las nuestras. Hablo en genérico, eso no quiere decir que no haya hombres más emocionales ni mujeres con fuerte presencia de energía yang a las que no suceda esto de forma tan patente. Pero además las paredes del útero actúan como un tambor que amplifica esas emociones. De esto hablaré más adelante, en el artículo dedicado a comprender la menstruación.

Lo importante de todo este tema es saber que el útero es más que un órgano relacionado con la reproducción, es el órgano relacionado con nuestro Ser, el que nos lleva a asumir nuestra feminidad y a bien-entenderla. Y por tanto conocerlo, sentirlo y conectar con su energía es más que beneficioso.

Un primer paso para ello sería el que pudieras localizarlo en tu propio cuerpo. Aquí tienes una manera de hacerlo: junta las yemas de tus dedos índices y después une tus pulgares, quedará un espacio parecido a un rombo. Coloca los pulgares sobre tu ombligo y lleva los índices hacia la pelvis. Puedes situar tu útero donde se colocan tus dedos índices.

Después sería bueno hacer alguna meditación para conectar con este centro, percibir sensaciones asociadas a él. Visualizar, por ejemplo, que la Tierra lo carga de energía, o imaginarlo como una fuente de agua de vida, o dejar que vengan imágenes que te hablen del estado en que se encuentra tu útero, liberarlo…. o sencillamente sentirlo y dejarte llevar por la propia meditación. Hazte consciente de que con ella estarás accediendo a tu propio poder interior.

Te ofrezco ahora una posible meditación guiada para conectar con tu útero, tomada de “El oráculo de la diosa” de Amy Sophia Marashinsky.

CENTRAMIENTO

Me siento y concentro mi atención en la respiración,
inspirando y espirando, inhalando y exhalando,
acogiendo y desprendiéndome.
La danza de la creación,
la danza del universo,
la danza de la vida.
Me siento en silencio con la conciencia concentrada,
inspirando y espirando
mientras el océano que es la vida
se agita y pulsa a mi alrededor,
mientras los océanos de las encarnaciones
giran y dan vueltas a través de mí,
junto a mí, en torno a mí.
Mis ojos lo ven todo,
lo conocen todo, y lo observan todo.
Mientras respiro. Serena.
Concentrada. Consciente. Centrada.


Es el momento de que te sumerjas en tu interior para fortalecer tu centro concentrando tu conciencia. Deja que la confusión y el alboroto de la vida prosigan sin ti. Es difícil escuchar tu propia voz en medio del frenesí de la vida. Sumérgete en el silencio, sumérgete en la calma. Cuando regreses, serás más fuerte, y te será más fácil danzar con lo que la vida tenga a bien ofrecerte.

MEDITACIÓN

Inspira profundamente y despréndete de todo. Sacude brazos y piernas. Concentra tu conciencia en el útero. Fíjate en las sensaciones que te llegan desde el útero.

Ahora, inspira profundamente inhalando desde el útero, desde tu centro. Aguanta la respiración ahí. Concéntrate en las sensaciones que te llegan. Cuando lo consideres oportuno, exhala desde el útero. Siente cómo sale el aire a través de la vagina y a través de los labios de la vulva.

Ahora estás preparada para comenzar con una cuenta de inhalaciones, retenciones y exhalaciones, todo ello desde el útero, desde el centro de tu ser. Cierra los ojos. Inspira en tu útero mientras cuentas hasta seis. Siéntete centrada, concentrada y viva. Retén el aire en el útero mientras cuentas hasta seis, y siente el ajetreo de la vida en la lejanía, mientras te mantienes en calma, con la conciencia en tu centro. Luego, exhala desde el útero mientras cuentas hasta seis, dejando salir todo aquello que ya no sea necesario. Haz esto durante cinco minutos como mínimo. Si lo deseas, puedes permanecer más tiempo. Si el recuento hasta seis te parece demasiado fácil y cómodo, cuenta hasta ocho y así sucesivamente.

Siéntete plenamente centrada y concentrada antes de reanudar la danza de la vida, y sabe que siempre te encuentras a una respiración de distancia de tu centro.

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