Lo femenino

¿Qué es lo femenino? Hemos oído decir que una mujer es femenina cuando tiene una cierta apostura, camina, se viste o se mueve de determinada manera… nuestra familia nos ha inculcado desde pequeñas -los medios de comunicación han continuado la labor- los valores que definen lo femenino, y que van desde la delicadeza y los gestos corporales hasta la poca piedad que podemos tener entre nosotras, pasando por la manía de cotillear y un largo etc.

También se nos ha dicho que, sin perder esa supuesta feminidad, podemos trabajar sin ningún problema estando embarazadas, podemos seguir trabajando perfectamente después de parir e incluso llevar una vida tan activa y tan igual como antes. Se nos sigue haciendo creer que la menstruación es un fastidio, una fase que es mejor pasar cuanto antes porque todo son desventajas, que es bueno inventar métodos para que pase desapercibida.



Como mujeres que somos, en nuestro cuerpo físico y en nuestros cuerpos mental, emocional, espiritual… se mueve mayoritariamente energía yin. La energía yin conecta con todos los dones y capacidades propiamente femeninos, son estos los dones que nos unen a la Diosa que llevamos dentro, al lado femenino del Todo. Los atributos de la Diosa los encarnan maestras conocidas, como Isis, la Virgen María, Palas Atenea… los encarna de forma grandiosa nuestra Madre Tierra… Gaia es mucho más que el planeta donde vivimos.

La mujer que se conoce realmente a sí misma ha re-conectado con esa energía que habita en su interior, energía que estaba probablemente ahogada o escondida por miedo o vergüenza, esa energía que nos enseñaron hace miles de años a reprimir o a pervertir y que nos llevó a desconectarnos de lo esencial en nosotras, enseñanza que ha continuado a lo largo de tantos años de dominación del patriarcado.

La mujer que ha re-conectado con esta parte olvidada de sí misma se reencuentra con su verdadera esencia, con lo verdadero femenino: vive en su interior su Ser mujer, se sabe compasiva, bella, creadora de vida, generosa, pacificadora, cómplice con otras mujeres, intuitiva, contenedora… La mujer que sigue este camino vuelve a conectarse irremediablemente con su cuerpo, goza con él y lo conoce, sabe de sus ciclos, por tanto puede sanar su centro físico enlazado con este poder: el útero. Contraído durante tanto tiempo, provoca en muchas mujeres reglas dolorosas y dolores insufribles en el parto. Sin embargo nuestras ancestras, hace muchas, muchas lunas, parían sin dolor. ¿Cómo era esto posible? 

La mujer “femenina” sabe a ciencia cierta que la menstruación forma parte de su naturaleza cíclica, que es una fase de su ciclo a la que prestar atención y cuidado y que tiene un significado que va más allá de algo fisiológico. Y la mujer que ha sido madre y es consciente de su cuerpo y su energía, sabe que al embarazo hay que prestarle más presencia, que es un proceso mágico en el que hay que cuidarse y cuidar a esa vida que se gesta mucho más de lo que nos hacen creer, y sabe que el puerperio y la maternidad son estados que requieren bastante más apoyo, comprensión y ayuda de la que se nos ofrece hoy en día. 

Aún seguimos sumergidas en una danza aprendida por imposición y mimetizada desde tiempos inmemoriales… una danza que se nos ha dicho es la nuestra, pero que nos separa de nuestra verdadera fuerza.

“Los hombres nos esclavizaron”, se alzan algunas voces… “el patriarcado impuso su dominación y no le interesaba que la mujer tuviera poder”… dicen otros. Y no les quito razón, pero qué bueno sería que comenzáramos a ver esta era de dominación masculina como algo dentro de un cuadro más global. Llevamos unos doce mil años en los que la energía yang ha sido dominante y se ha materializado en patriarcados, patriarcados que han mal utilizado su energía y su poder. Las consecuencias no hace falta relatarlas, entre ellas ha estado el sometimiento, en todas sus vertientes, a la mujer.

¿Qué hubo antes de esta era patriarcal? Es probable que en un estadio anterior la energía dominante fuera la femenina, no sabemos si se usó más o menos desequilibrada, sí es también probable que no se llegara al sometimiento ni al desequilibrio que ha habido en esta última era. Pero esto no sería dado porque lo femenino no someta en desequilibrio (que puede hacerlo), sino porque el comienzo de la era de dominación yang ha coincidido con la época de “la caída” en la Tierra, coincidió con el descenso de vibración paulatino de la Humanidad y del planeta…

Las energías en la Tierra son polares, el movimiento de las mismas es alterno… así que la predominancia de lo femenino precede a lo masculino o viceversa. Ahora la energía masculina ha estado en el poder por un largo tiempo, y ha abusado de su poder de tal modo que la energía femenina ha sido muy debilitada y ya no comprende la integridad de su Ser.

Pero esa era está llegando a su fin. Desde los siglos XIX y XX la energía femenina está despertando y elevándose sobre el rol de víctima, está comenzando a recobrar poder y fuerza, a florecer de un modo nuevo y más equilibrado.

Entonces, ¿dónde estamos ahora? Nos encontramos en pleno cambio, tomando conciencia de todo esto y de mucho más. Pues también nos dijeron que la energía masculina y la femenina son opuestas, pero realmente las dos juntas son Una, son las dos caras de la misma moneda. Por eso la energía femenina no puede realizar su avance final sin el apoyo y la conexión con la energía masculina, que también ha de caminar hacia su transformación y equilibrio. Está en la naturaleza esencial de las energías masculina y femenina el que estén interconectadas y sólo en cooperación pueden realizar sus potenciales más puros.

Los círculos de mujeres son buenos, los círculos de hombres son buenos, y los mixtos también tienen su función. En los círculos de mujeres, práctica que se está rescatando ahora, ancianas, madres y jovencitas se reúnen para compartir sus vidas, aprendizajes, penas y alegrías, formando una contenedora Matriz de amor, complicidad, hermandad, intuición, poder y sanación. Las abuelas aportan su sabiduría, su experiencia y sus secretos, las madres las sostienen y entregan todo su potencial creativo y las jóvenes contagian su vitalidad, fuerza y nuevas visiones.

Vivimos tiempos interesantes en los que caminamos hacia la evolución de la Tierra, de la Humanidad, al equilibrio de energías y al descubrimiento de los dones y capacidades internos que nos conectan con lo Divino, con ese Todo de donde venimos.

Como mujeres que somos, aquí y ahora… ¿estamos dispuestas a recuperar nuestro equilibrio, nuestro poder y nuestra esencia? ¿estamos dispuestas a tomar conciencia de nuestro cuerpo y nuestros dones para desarrollarnos plenas y así hacer de puentes para otras mujeres, para otros hombres? ¿estamos preparadas  para mostrar al mundo, sin orgullo, con corazón, dónde está nuestra fuerza y como usarla, entre nosotras y en conjunción con la energía yang? ¿estamos dispuestas a descubrirnos?

Gaia ya nos está ayudando. Os invito a que la escuchéis, a que salgáis a campo abierto, a la montaña, al mar… y allí, solas, sintáis su aliento, sus brazos que acunan, su fuerza y su ternura. Ella ha vivido todo esto, ella es también “mujer”, conoce lo femenino, y entiende lo masculino.

Y después… si lo sentís, dejad a vuestro cuerpo latir, expresarse, expandirse…. reíd, bailad, cantad… lanzad en voz alta, gritando si es preciso, lo que vuestro interior lleva lunas susurrándoos, lo que tantas mujeres llevan dentro y no acaban de hacer salir…. Dejad que vuestra energía genuina ocupe su lugar, y disfrutadlo.

Os dejo estos enlaces finales… por si ese susurro os conduce a ellos…
http://altermon.wordpress.com/2012/06/27/reequilibrar-masculinidad-y-feminidad-para-salvar-a-la-humanidad/
http://estudiosobreelutero.blogspot.com.es/p/bienvenidas.html
http://www.elcaminorubi.com/recursos.html

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