El Manto de la Navidad

Escucha... ya está llegando... silencioso, suave como copos de nieve, trae la pureza y barre lo obsoleto, lo inservible, para dejar paso a los nuevos comienzos... es... el Manto Blanco de la Navidad.
 
¿Puedes sentirlo? Su luz acaricia ya toda la Tierra y a los hombres que en ella vivimos. Deja que caiga sobre ti, abandónate a ese misterio incomprensible de Dios que se hace niño recién nacido, que esa inocencia te empape... todo nacimiento es un comienzo, éste viene amparado por la Luz infinita de Dios.
 
Blanca Navidad, Rayo Blanco, pureza, limpieza, lo nuevo que comienza...
 
El Espíritu de la Navidad es un ángel solar que pasa derramando su Gracia la noche del 24 de diciembre y al que podemos volver los ojos y confiarle nuestros deseos. Para ello basta con abrir el corazón como lo haría un niño, dejando juicios y suspicacias mentales fuera de juego. Abrir el corazón para dejar salir la luz de su sabiduría. El corazón sabe... conecta sin florituras con la Navidad y con lo que mueve en nuestro interior de hombres y mujeres luminosos viviendo en esta Tierra de apasionadas y duras experiencias y aprendizajes. Y sabe que estos días podemos volver los ojos más fácilmente a nuestro divino niño interior y a su divina alegría, a la confianza sin más, a la mirada inocente y pura hacia todos los que nos rodean sin distinción alguna.
 
Cerrad los ojos por un instante, dejad caer ese Manto Blanco sobre vosotros, vuestros hogares, vuestras familias, dejad que caiga sobre la Tierra... aquí, ahora y siempre... ¡Feliz Navidad!

El duelo perinatal: buscar ayuda

Dentro del proceso de la concepción de un bebé por una pareja, del embarazo y del parto, existe una posibilidad que a veces se da, para la que no hay aún (al menos en España) una atención ni una normativa que facilite el paso por esta dolorosa vivencia: se trata de la muerte perinatal y neonatal y el duelo que conlleva para los padres.

"La muerte de un hijo durante el embarazo, durante el parto, al poco tiempo de nacer o por interrumpir un embarazo por incompatibilidades con la vida es una de las experiencias más duras y menos esperadas que tienen que vivir unos padres. Todos los planes que tenías para el futuro con tu bebé desaparecen en un instante y lo que queda es un vacío que parece que jamás se llenará.
Entendemos, por experiencia, que nadie puede vivir por ti este momento tan doloroso que te ha tocado pero sí sabemos que sentirse entendido, apoyado y reconocido sí que ayuda." ASOCIACIÓN UMA MANITA.
 
En España no hay muchas asociaciones que trabajen con este duelo tan delicado y poco reconocido, pero poco a poco va habiendo más. Mi intención con esta entrada es facilitaros lugares  a los que acudir si alguno pasa o ha pasado por una situación similar.

El vínculo de la inocencia


¿Qué es lo más indispensable para ti como padre? La mayoría de las personas responderían automáticamente: "El amor", y tendrían razón, desde luego. Pero a continuación habría que formular una pregunta más profunda: "¿De dónde sale el amor?". El vínculo del amor no basta por sí mismo, pues se debilita y a veces se rompe. Todos criamos a nuestros hijos en virtud de lo que llamamos amor, pero los jóvenes de hoy día no dejan de encontrarse con problemas horrendos.
Hay una cosa más profunda que el amor, más indispensable: la inocencia. La inocencia es la fuente del amor. La inocencia, tal como yo la defino aquí, no es ingenuidad. Muy al contrario. La inocencia es apertura.
La inocencia es saber que puedes guiar a los niños, pero nunca controlarlos. Debes estar abierto a la persona que hay dentro de cada niño, a una persona que es lógico que sea diferente de ti. La inocencia te permite aceptar esta realidad con paz en el corazón.
La inocencia es saber que la vida nunca es fija. Tus niños habrán de seguir rumbos que tú no puedes predecir, habrán de hacer cosas que tú no harías nunca. La incertidumbre es una premisa, pues la vida no es más que cambio. La inocencia te permite aceptar esto: dejarás tu necesidad de hacer que tus hijos se ciñan a tus conceptos preconcebidos.
 
"Cualquiera puede contar las semillas que hay en una manzana;
nadie puede contar las manzanas que hay en una semilla".
 
Anónimo

Las alas son para volar

...Y cuando se hizo grande, su padre le dijo:
- Hijo mío, no todos nacen con alas. Y si bien es cierto que no tienes obligación de volar, me parece que sería penoso que te limitaras a caminar, teniendo las alas que el buen Dios te ha dado.
- Pero yo no sé volar - contestó el hijo.
- Es verdad... - dijo el padre y caminando lo llevó hasta el borde del abismo en la montaña.
- Ves, hijo, este es el vacío. Cuando quieras volar vas a pararte aquí, vas a tomar aire, vas a saltar al abismo y extendiendo las alas, volarás.
El hijo dudó:
- ¿Y si me caigo?
- Aunque te caigas no morirás, sólo algunos machucones que te harán más fuerte para el siguiente intento - contestó el padre.

Nuestros hijos: aprendizaje emocional y meditación

Meditación es una palabra que nos suena adulta, seria, a algunos incluso les suena a algo complicado… Dicho de manera muy general, meditar es parar el diálogo mental interno y entrar en el presente, en el aquí y el ahora, la meditación nos permite conectar con nuestro corazón y escuchar de otro modo.
 
Cuando se habla de meditación con niños parece que se habla de una cosa imposible, pero no es así. También se educa enseñando a meditar, y no tiene por qué ser un aprendizaje aburrido ni serio. Nos parece difícil porque vemos a nuestros hijos moverse inquietos y hablar rápido. Realmente somos nosotros y el mundo en el que viven los que les llevamos a este ritmo. Por otro lado estamos acostumbrados a hablar de educación como forma de “moldearlos” para que adopten normas sociales, para que aprendan matemáticas, lenguaje o sociales en el cole, para que obedezcan cuando les damos una orden… Pero se nos escapa otra educación valiosa que a menudo desconocemos porque a nosotros no nos la dieron, a la cual no se le da importancia, aunque sí la tiene, y mucha.
 
“Van a atrasados de programa”, he oído decir a alguna madre refiriéndose a niños de cinco años. “Se aburren en clase”, “no tienen paciencia”… El estudio académico es importante, aprender las asignaturas del cole es importante. Pero no lo es menos otro tipo de educación que no está cubierta. Es la educación emocional, es el aprender a parar y a respirar, relajarse, aprender a reconocer nuestras propias emociones y retomar tu centro cuando se ha desestabilizado por cualquier motivo. ¿Os imagináis un colegio donde haya una asignatura en la que los niños aprendan todo esto? Sería fantástico.

Y decirse "te quiero"

A estas alturas del verano somos muchos los padres que estamos con la cabeza metida en el curso que viene y en el cole de nuestros niños. Ropa, calzado, material escolar, reuniones con el tutor... Vamos entrando de nuevo en nuestro ritmo cotidiano y rápido, en mil y una cosas que hacer, cosas que incluyen a nuestros hijos porque nuestra vida, en general, gira en torno a ellos. Y está muy bien, así lo elegimos y a ello dedicamos gran parte de nuestro tiempo.

Pero quedan otras zonas que atender a las que les podemos ir otorgando más o menos espacio dependiendo del momento personal y de la edad de nuestros retoños. Zonas para nuestro disfrute individual, para retomar nuestro centro, zonas para reciclarnos, para re-conocernos. Lo hacemos tomando un tiempo para estar solos, apuntándonos a alguna actividad que nos llene, quedando con nuestros amigos...

Durante los últimos meses mi marido y yo hemos dedicado tiempos a retomar nuestra relación de pareja, a continuarla y a darle nuevas claves después de dos años en los que hemos tenido esta parte de nuestra vida algo relegada, mientras nos dedicábamos a criar a nuestros niños.

Qué preguntan las mujeres a los hombres

Hace unas entradas, habéis podido comprobar que iniciamos un círculo de hombres, que es una reunión quincenal en la que un grupo de hombres nos juntamos para compartir pensamientos, sensaciones, dudas, intereses y afrontarlos desde un punto de vista masculino.

Pues el primer día surgió una sorpresa muy interesante: resulta que en el mismo centro Sentido y Esencia está reuniéndose una tribu de mamás, en la que participan algunas de nuestras parejas. De ellas surgió una pregunta que como mujeres preguntaban a los hombres. Os pongo aquí su pregunta y nuestra respuesta:

Pregunta: ¿Por qué cuando os pedimos que pidáis algo a algún miembro de vuestra familia, normalmente madre (o hermanas), escurrís el bulto y os escaqueáis, o si lo hacéis, es de forma tan suave que pasa desapercibida la petición y no sirve para nada?
 

¡Quiero que me vista papá!

Hoy me gustaría escribir esta entrada no como explicación/opinión, sino más bien para reflejar algo que me ocurre, de lo que me he dado cuenta y por lo que supongo que otros padres se sentirán afectados y, en la parte que les toca, alguna madre también.

Es el proceso del “destete psicológico”. No el destete “físico”, en que el bebe-niño deja de mamar, sino ese proceso que dicen se da en torno a los dos años (más o menos) del niño, en el que empieza a independizarse de la madre, cuando el niño se da cuenta de que con la movilidad que ha ganado puede lanzarse a ver qué hay en ese mundo que está a su alrededor… y en ese descubrimiento suele "descubrir" que hay un padre.

Pues bien: mi niño de 2 años y un poco, me ha descubierto.


CÍRCULO DE HOMBRES

Como ya habréis leído en alguna entrada de este blog, he tratado temas de masculinidad, y también os daréis cuenta de lo que nos/me interesa conocer y profundizar en temas de paternidad.

Hoy veo que va habiendo más apoyo y estudios sobre cuestiones de maternidad, pero encuentro muy poco sobre paternidad. Además de lo que nos cuesta mirar hacia nuestras emociones como padres, se suma el hecho de que encontramos pocas ayudas.

Por eso, a través de la Asociación Sentido y Esencia, nos hemos decidido a poner en marcha un CÍRCULO DE HOMBRES EN VALLADOLID, en el que trataremos de profundizar en temas de hombres y padres desde lo masculino.

Nos reunimos los viernes, a las 21h 
en la Asociación Sentido y Esencia, Pso. Zorrilla, 48, Ent. 2ºC.
 
Podéis apuntaros en el teléfono: 
617 406 454 

Os paso toda la información del círculo en la imagen adjunta. 




La canción del alma


"Cuando una mujer de cierta tribu de África sabe que está embarazada, se interna en la selva con otras mujeres y juntas rezan y meditan
hasta que aparece la canción del niño.
 
Saben que cada alma tiene su propia vibración que expresa
su particularidad, unicidad y propósito.
 
Las mujeres entonan esta canción y la cantan en voz alta.
Luego retornan a la tribu y se la enseñan a los demás.
 
Cuando nace el niño, la comunidad se junta y le cantan su canción.
Luego, cuando el niño comienza su educación, el pueblo se junta y le canta su canción.
Cuando se inicia como adulto la gente se junta nuevamente y
canta su canción.
 
Cuando llega el momento de su casamiento, la persona escucha su canción.
Finalmente cuando el alma va a irse de este mundo, la familia y amigos se acercan a su cama
e igual que para su nacimiento,
le cantan su canción, para acompañarlo en su transición.
 
En esta tribu de África hay otra ocasión en la cual los pobladores cantan la canción. Si en algún momento de su vida la persona comete un crimen o un acto social aberrante, lo llevan al centro del poblado y la gente de la comunidad forma un círculo a su alrededor, entonces… le cantan su canción.
La tribu reconoce que la corrección de las conductas antisociales no es el castigo; es el amor y el recuerdo de la propia identidad. Cuando reconocemos nuestra propia canción ya no tenemos deseos ni necesidad de hacer nada que pudiera dañar a otros.

Tus amigos reconocen tu canción y la cantan cuando la olvidaste.
Aquellos que te aman no pueden ser engañados por los errores que cometes ni la oscuras imágenes que muestras a los demás.

Ellos recuerdan tu belleza cuando te sientes feo;
tu totalidad cuando estás quebrado;
tu inocencia cuando te sientes culpable y
tu propósito cuando estás confundido."

Tolba Phanem
Mujer, Poetisa y Escritora Africana

La caricia y el agua... Bebé spa

La mirada se queda suspendida en el bebé, en las manos que lo acunan y en el agua, que envuelve la escena... Si alguno conocéis un lugar en España donde se haga algo similar, hacédnoslo saber, por favor...



Cuando llegue el parto IV: Abrazar el dolor, confiar en tu cuerpo

Existen documentos escritos, dvds, vídeos… que hablan de los partos orgásmicos. De hecho conozco a más de una matrona que ha asistido algún parto donde la embarazada ha tenido una experiencia orgásmica. Que el parto sea una experiencia sexual tiene mucha lógica. El bebé pasa por el canal vaginal y estimula el punto G y todos los nervios conectados con la sensación sexual. Ina May dice “la energía que introdujo al bebé ahí es la que lo saca fuera”. Parte de la cadena hormonal que interviene en un parto es muy similar a la que se produce en una experiencia sexual. Se genera oxitocina, endorfinas, noradrenalina... ¿Significa esto que sentimos dolor durante el parto porque no sabemos “parir bien”? En absoluto. Una cosa no está reñida con la otra. Se puede sentir dolor en el parto y sentir la experiencia como sexual (orgásmica o no), ambas cosas pertenecen al mismo espacio.

Cuando llegue el parto III: El poder de la voz

Doy un paso más en relación con el trabajo de la boca/garganta durante el embarazo y el parto hablando ahora del poder de nuestra voz como recurso interno. Dejar salir nuestra voz libremente mientras nos concentramos en el punto al que va dirigida nos permite estar presentes en nuestro cuerpo, que es algo primordial cuando se acerca el momento de dar a luz. Además, emitir sonido desde nuestra relajación y conciencia corporal permite liberar sin esfuerzo el diafragma bucal/cervical, que hace que el tejido fascial que envuelve todo nuestro cuerpo se relaje, y a su vez facilita la apertura del diafragma torácico y pélvico (recordemos que existe una conexión entre estos tres diafragmas).

Cuando llegue el parto II: La boca es reflejo del útero y la vagina

A menudo les digo a las mujeres embarazadas que vienen a Yoga que observen en su vida cotidiana las veces que tienen algún tipo de dolor puntual agudo y cómo responde su cuerpo ante él. Cualquier ejemplo es válido, yo les recuerdo el momento en que se depilan. Si hay dolor, incluso sin ser especialmente agudo, ¿qué sucede en nuestro rostro? El gesto se contrae, solemos tensar la mirada, apretar los dientes y con ellos la mandíbula, además de contraer varios músculos en general.

Cuando el dolor llega durante un trabajo de parto suele suceder lo mismo en nuestro rostro: acumulamos tensión y apretamos huesos y músculos de nuestra boca. Sin embargo esto dificulta el proceso. Nunca una mujer necesita tanto aflojar su cuerpo como en este momento: tener las mandíbulas relajadas, fluida la respiración, flexibles los músculos desde la cabeza hasta los pies. Si la boca no está relajada no puede estarlo la musculatura, porque la boca es una llave que puede hacer que nuestro cuerpo se abra o se cierre. Cuando cerramos las mandíbulas, la musculatura del cuello, la espalda o las piernas se contraen.

Pero además hay una conexión directa entre la boca y el útero, y entre la garganta y la vagina. “Como es arriba es abajo”, nuestra parte superior está conectada con nuestra parte inferior. Los diafragmas de nuestro cuerpo (cervical, torácico y pélvico) están conectados. Si se cierra uno se cierran los otros, si abrimos y relajamos uno, los otros van detrás.

Cuando llegue el parto I: Vivirlo mejor

Imagina que conoces al hombre de tu vida y comienzas a quedar con él. Vais al cine, os tomáis varios cafés, conversáis y os vais conociendo cada vez más. En el tiempo que dura esta fase te sientes distinta, ilusionada, te ocupas de arreglarte de modo especial, de vestirte como a ti más te gusta, etc. Pasado un tiempo quedáis en tu casa para cenar. Ponéis una fecha para esta cita, y tienes unos días para prepararlo todo. Sabes que va a ser una cena especial y que lo más probable es que acabéis haciendo el amor. ¿Qué harás para preparar este encuentro? Las opciones pueden ir desde arreglar y limpiar la casa, pensar en la comida que prepararás, el ambiente que quieres crear, la luz, la música… hasta la ropa que vas a ponerte o el cuidado y aseo de tu cuerpo… Lo vas pensando y preparando todo con ilusión, tal vez con cierta duda de que todo salga bien, pero con cariño y corazón. Lo vas preparando para que cuando llegue esa noche tengas todo a mano para desplegar una velada inolvidable, y puedas entregarte a cada momento con amor.

El embarazo y el parto tienen muchas similitudes con esta secuencia… El embarazo es un enamoramiento progresivo de la criatura que se gesta dentro de ti… el parto es ese encuentro definitivo que sabes sucederá, donde también habrá un desenlace muy ligado a tu sexualidad, será un encuentro anhelado donde es importante saber qué cosas quieres tener preparadas, qué necesitas para que todo salga lo mejor posible, pero donde también has de entregarte al momento con todo tu amor.
¿Cómo puedes preparar de la mejor manera ese encuentro con tu amado? ¿Cómo prepararte para el parto y cuándo comenzar?

Tus hijos no son tus hijos


Tus hijos no son tus hijos
son hijos e hijas de la vida
deseosa de sí misma.
No vienen de ti, sino a través de ti
y aunque estén contigo
no te pertenecen.
Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos, pues,
ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas, porque ellas,
viven en la casa del mañana,
que no pueden visitar
ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerlos semejantes a ti
porque la vida no retrocede,
ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco del cual, tus hijos
como flechas vivas son lanzados.
Deja que la inclinación
en tu mano de arquero
sea para la felicidad.

Khalil Gibran

Baba Yaga: Recuperar a la mujer salvaje

Conforme va pasando el tiempo, las madres nos acostumbramos a la rapidez de lo cotidiano, a atender nuestro trabajo fuera o dentro de casa y a estar pendientes del niño (o los niños), de sus necesidades, de los requerimientos del día a día… así entramos poco a poco en una espiral que nos conduce a adosarnos cada vez más a nuestro “perfil maternal”, relegando u olvidando a veces aquella parte de nosotras que nos saca de esos límites de lo materno establecido, lo socialmente aceptado… esa parte que pide expresarnos libremente, nuestra parte “onduleante” de mujer, la que fluye por la vida con el pelo al viento, sin maquillaje, sin moldes de ropa o de comportamiento…
 
Por eso detrás de Artemisa nos visita la diosa eslava Baba Yaga, que también tiene algo que recordarnos.
 

Artemisa: Traerse de vuelta

Cuando nuestro/s hijo/s rondan o pasan la barrera de los dos años suele darse la oportunidad para que las madres comencemos a respirar con algo más de tranquilidad. Es el tiempo en que el padre puede pasar a tomar un papel más relevante sacando a su hijo a “ver el mundo”, enseñándole a relacionarse con el exterior de manera más activa porque el niño o la niña ya tiene otra autonomía. Paulatinamente, a ratos, se va despegando del calor materno para explorar lo que hay afuera. El padre le muestra el mundo, la madre “le espera a su vuelta”. La madre, arquetípicamente, es el hogar al que retornar.
 
Pero sucede a menudo que, llegado este punto en la vida de nuestro hijo e incluso cuando este punto ya pasó con creces, las madres estamos tan acostumbradas a no soltarle o a estar continuamente pendientes de él… que no nos damos cuenta de que es tiempo de ir soltando la cuerda, y que eso será lo que nos permita re-encontrarnos con nosotras mismas.

Mi niño es especial

Hoy quiero escribir sobre un tema que me preocupa bastante como padre.

En el subtítulo del blog hemos escrito una frase que experimentamos cada día: “para conectar con tu hijo antes has de hacerlo contigo mismo”. Por eso mismo hemos escrito algunas entradas en este blog sobre aspectos de lo masculino y lo femenino que pueden ser pistas para el trabajo y crecimiento personal.

Porque por muy evolucionados y trabajados que estemos, los padres parece que en varias ocasiones nos quedamos cortos en la crianza de nuestros hijos. No sé si siempre ha sido así (eso de la diferencia generacional, conflicto entre padres e hijos, etc), pero tengo la sensación de que los niños de hoy plantean muchos retos complicados para los padres.

Creo que muchos (si no todos) los niños que nacen actualmente son especialmente sorprendentes a edades muy tempranas y a poco que nos demos cuenta, ocurre que nos sorprenden mostrándonos nuestras deficiencias, nuestras incoherencias, nuestras faltas de sentido común. Incluso a veces nos pillan cuando sólo estamos pensando y nos sorprenden haciendo referencia a algo que nosotros aún ni hemos hablado.

Estas cosas suelen dejarnos fuera de juego y entramos en una dinámica de o bien “mi niño es especial”, o bien “pero cómo se atreve el mico éste”.  En todo caso suele llevarnos a los padres a situaciones complicadas porque estas situaciones nos superan, no estamos preparados para afrontar una paternidad-maternidad para este tipo de niños avanzados y chocan contra la imagen que tenemos de paternidad autoritaria que nosotros mismos recibimos de pequeños.

Los placeres de la vida

¿Nos permitimos disfrutar de esos placeres que, más a menudo de lo que parece, nos brinda la vida ? Tomarnos unos minutos, dejar lo que estamos haciendo... sumergirnos en el momento. Os dejo una clase magistral de la mano de un niño. Solo dura un minuto, pero es suficiente.


Hombre y padre

Cuando terminé de escribir mi entrada sobre lo masculino, comencé a reflexionar sobre un componente añadido al ser hombre, como es el hecho de ser padre, porque intuyo que pasan más cosas en el hombre por ser padre, que ocurren movimientos internos interesantes y se remueven cosas, y que merece la pena intentar acercarnos a verlo con un poco de luz.
 
Por otro lado no he encontrado tanto material sobre lo que le ocurre internamente al padre cuando comienza a serlo como las luces preclaras que sí he encontrado sobre lo que sucede en el interior de la madre en la época de maternidad.
 
Recuerdo la impresión tan grata que me han causado autores como por ejemplo Laura Gutman, que ha dado claves buenísimas sobre la maternidad… pero que profundiza poco buscando claves sobre la paternidad. Lo más importante que saqué sobre la figura del padre leyendo estos libros es que su papel es contener y sostener a la madre durante el puerperio. Y estoy de acuerdo, pero me parece escaso, y me pregunto: ¿qué movimientos internos ocurren en el hombre cuando se convierte en padre para el resto de su vida?, ¿sólo somos sostenedores de la madre?

Lo masculino

Me preguntaba hace algunas entradas qué espacio le queda al hombre de hoy para desarrollar su identidad, sobre todo teniendo en cuenta que hay dos modelos bastante marcados y bastante enfrentados como son el del machomán y el del gueylor.

Estos dos extremos los considero desequilibrados precisamente porque han perdido su propio centro al quedarse en la superficialidad, es decir: han perdido la conexión con su ser interno y tratan de encontrar respuestas e identidad en algo externo o en propuestas que les llegan desde fuera, pero eso que llega de fuera no tiene verdadera conexión con su esencia. Al perderse esta conexión  no se escucha al ser interior, no se sintoniza con su frecuencia de vibración y se ignoran sus avisos.

Entonces, ¿qué es lo propio de la energía masculina?, ¿hay alguna pista que podamos darle a un hombre sobre dónde se mueve su energía masculina y por dónde puede empezar a permitir que su ser interno de energía yang se exprese?.

Ven a mí

Ven a mí…  te espero, te canto… la mirada al cielo, la sonrisa hacia adentro…  ven a mí… que mi voz te acune, que mi cuerpo te meza, seas por siempre protegido, mi amor… 

Dedico esta canción a todas las mujeres que esperan ser madres, a las que viven ahora el camino del embarazo, a las que ya parieron y vivieron en algún momento ese lazo indivisible con sus hijos.
 
Está escrita por Ellen Burhum y dedicada a su hijo Leo,  de quien dice ser alma gemela.





En el viejo país del ensueño un ángel buscaba su hogar
y mirando al vacío encontró su destino,
una madre ansiosa junto al mar.

Nueve lunas en su vientre vivió un idilio perfecto de amor
cobijándose en el tiempo, meciéndose en el agua,
esperando el momento sutil.

Ven a mí ...

Ella curiosa por conocerlo y él jugaba solo en su mundo ideal,
protegidos por el cielo, una estrella los guiará.
Y llegando al paraíso terrenal, una luz en sus ojos brilló,
enlazaron sus manos, juntaron su voz,
soñando bajo el cielo azul.

Y su pecho le daba calor, en sus brazos ternura sintió,
conversando con las aves, con las nubes y las flores
descubriendo la vida, reían.

Ven a mí...

En la orilla de algún río o al vaivén incansable de las olas en el mar,
sus latidos al unísono y el viento cantaba su canción.
El otoño su rostro acarició y su estrella jamás se extinguió;
con su lazo eterno no existían las distancias
porque eran dos almas gemelas.

Cada huella impregnada quedó y la tierra de colores floreció;
caminando en la arena con el sol y con la luna
descubriendo la vida, reían.

Son niños, son personas

Hace unos días, cuando entraba en el portal de mi casa con mi hijo mayor, nos encontramos con unas vecinas a las que saludamos. Una de ellas, queriendo hacer una broma, le agarró por la muñeca y tirando de él le dijo “hala, venga, que te vienes a mi casa”. Mi hijo, que tiene cuatro años, lanzó una especie de gruñido-quejido, se revolvió y se soltó de ella. Yo me limité a mirar la escena, a coger la mano del niño que acudió a mí después del episodio, y las dejé pasar delante.

Me pregunto si a la señora que tuvo ese gesto inocente, a la que apenas conocemos (somos muchos vecinos en el edificio), le habría gustado que alguien ajeno a ella le hubiera gastado la misma broma. Supongo que no. Entonces, ¿por qué actuamos así con los niños?

Uniendo otras dudas que me asaltan sobre este tema, también me pregunto por qué solemos contestar por ellos cuando alguien les habla. ¿No te ha pasado alguna vez que le comentas algo a un niño o le preguntas, y al instante está la madre (también el padre, pero sobre todo la madre) respondiendo por él? A mí me ha pasado con niños de siete años, que saben hablar y explicarse sin ningún problema, pero parece que las madres no nos lo creemos, o nos parece que van demasiado lentos hablando o que se explican muy mal y tergiversan la información y hay que hacer rápidamente una traducción simultanea de lo que cuenta el niño. Me incluyo porque alguna vez me sorprendí a mí misma contestando por mi hijo.