El año que viene


Será nuevo… será como abrir los ojos después de tanto tiempo durmiendo… un punto de luz en las pupilas, una sonrisa en el alma… 

Será el año perfecto para observar cómo nos tomamos la vida, para revisar nuestros patrones y convicciones, para liberar ataduras, para comprobar que el miedo no sirve para nada, que todo es un juego donde el Universo nos susurra qué hemos venido a aprender aquí… Un año ¿por qué no? para unirnos a la belleza y a la ligereza de nuestra existencia divina… la vibración de la Tierra es más alta que nunca y se nos permite llegar a todo esto. La luz, el amor, la belleza, la liviandad y la libertad aumentan la oscilación de nuestras células. Y cuanto más alto vibren, mejor fluirán por nuestro cuerpo la salud y la fuerza vital. 

Observa a tus hijos, bebés o niños… ellos ya vibran muy alto, ya ven, sienten, comprenden de otro modo distinto que tú y que yo. Y han venido a nuestras vidas para mostrarnos una nueva concepción del mundo. Muchos ya están despiertos, y serán los que despierten a otros. Escuchémosles, dejémosles hablar por fin, dejemos de volcar nuestros enfados con ellos, de reñirles tanto, tantísimo… sin culparnos, sin culparles… sólo abrir el corazón y querernos, y quererles… 

Bienvenidos los niños que nacerán en este nuevo año, un pensamiento de luz para todos ellos, para los nuevos papás, las nuevas  mamás, y los padres que vuelven a serlo…

Presta atención a tus sueños, los de la noche y los del día… presta atención a tu respiración, da tu consentimiento a los seres iluminados, a tus guías espirituales, a tu ángel de la guarda… para que puedan trabajar contigo, envuélvete en un color, observa las señales a tu alrededor, deja fluir

Que este nuevo año que viene te traiga consciencia, te lleve a tu centro, te abra a la comprensión de ti mismo y de todo cuanto te rodea… 

Que el 2013 sea un año… NUEVO.

¡Abrazos de luz para todos!

Deseo para Navidad

A punto de celebrar la Navidad nos gustaría poner una mirada especial sobre la relación entre esta festividad y la maternidad-paternidad.

En este diciembre de 2012 aparecen juntos en el tiempo dos hechos importantes para la humanidad: la entrada en un nuevo amanecer cósmico para la Tierra y el recuerdo de la aparición del Cristo en medio de la humanidad.

Aunque el nacimiento de Jesús de Nazaret ha sido mal usado por todo tipo de intereses, su venida a la Tierra y su vida es fundamental en el progreso humano, pues con su vida entre los hombres llegó a mostrar cómo es Dios.

Pero su historia también se puede leer como modelo de relación padre-hijo.

Es modelo porque Jesús va comprendiendo su naturaleza humana y desde ella va recuperando su relación con el Padre: va conociendo al Padre incluso a pesar de la dificultad de la vida en la Tierra, que viene dada porque existe una separación entre el hombre y Dios.

Precisamente ante la dificultad del hombre, el Padre se compadece, se enternece y siente el sufrimiento del hombre por estar desconectado de la voluntad divina. Nunca el Padre ha visto tan lejos a sus hijos, pero no los ha olvidado.

Igual que un padre o una madre terrenal acompaña la vida de su hijo, sea o no una buena relación, lo cierto es que el padre le da una vida al hijo, le da una posibilidad, le crea un tiempo y un espacio y lo sostiene y contiene.

Es la manera también en que el Padre celeste da forma, espacio y tiempo a todo lo que Es,… aunque de esto casi no nos hacemos idea, ya que sólo percibimos bajo la ilusión de nuestros cinco sentidos.

Todos somos hijos, hemos nacido en éste mundo y tenemos una relación mejor o peor con nuestros padres, pero siempre esa relación es un recuerdo de que la vida empieza con un padre y una madre que alientan y sostienen la vida de un hijo y le aportan un entorno que puede ser de más felicidad o menos, pero es el entorno de la Vida y la vida tiene momentos de más felicidad y de menos.

Nuestro deseo para esta Navidad es que cada persona re-descubra su relación con el Padre, sienta que no está sólo ni perdido en el Universo aunque su vida aquí sea dura.

Que cada encuentro renovado en éste tiempo, que cada fiesta, regalo recibido y abrazo estrechado, … sea un encuentro, una fiesta, un regalo y un abrazo en el corazón de Dios. Que sea algo auténtico.

FELIZ, TIERNA, MÁGICA NAVIDAD... PARA TODOS.

Vivir la menstruación

En el artículo de hace unas semanas, Entender la menstruación, lanzaba la pregunta de cómo había sido la experiencia que habíamos tenido de nuestro primer sangrado. Podemos trasladar esta pregunta a la actualidad y preguntarnos cómo vivimos a día de hoy cada menstruación, e incluso cómo vivimos los días previos y los posteriores.

Yo os puedo hacer un resumen de cómo la vivía yo hasta hace poco. Los días anteriores eran una mezcla de temor al “ya viene”, de medio enfado porque “ya venía”, de aviso a mi marido para que se preparara porque venían los días chungos… de preparar el paracetamol para el dolor de cabeza. Luego venía la regla, y la pasaba como mejor podía, algo fastidiada por tener que ralentizar mi ritmo, a ratos enfadada porque mis emociones se disparaban sin control alguno y a veces afectaban a los de alrededor, a días preguntándome por qué aquel dolor de cabeza tan insistente que no me dejaba vivir en paz...

En general, la mayoría de nosotras vivimos o bien rebeladas con nuestra menstruación, o bien resignadas a convivir con “este contratiempo que nos ha tocado sufrir al género femenino”. Por eso muchas mujeres eligen no hacer mucho caso a los días de regla, pasar de puntillas sobre ellos y seguir con su ritmo de vida normal, práctica que, como decía en el anterior artículo, es la que se nos ha vendido por activa y por pasiva durante mucho tiempo, y que los medios de comunicación (donde prima lo masculino) se han encargado de confirmar.

"Las mujeres occidentales del siglo XXI somos modernas, independientes, tenemos estudios y hemos conquistado el mundo externo, pero nos hemos desconectado del mundo interno: de nuestros cuerpos, de nuestra esencia y de la Tierra. Por el camino hemos dejado la comprensión intuitiva y espiritual de nuestra naturaleza”. (Mar Jiménez, socióloga holística y autora del blog El dedo en la llaga)

Pero, ¿qué pasaría si comenzáramos a tomar conciencia de nuestros ciclos? ¿Qué pasaría si prestáramos atención a lo que acontece en el tiempo de sangrado, escuchando y respetando nuestro cuerpo, honrando así nuestra feminidad?

La gallina dijo eureka

¡Cuántas veces he terminado cantando igual que termina ésta canción,
después de preguntas sin fin de un niño!





Y si aún pensáis: ¿por qué termina así?...

...pues no me lo preguntéis a mí,
otra vez más un "por qué", ¡no por favor!.

El gueylor


El personaje que llamo gueylor es el extremo opuesto al que denomino machomán. Primero decir que gueylor es un nombre inventado que se refiere normalmente al hombre que trata de acumular y desarrollar energía femenina (yin) con la intención de presentarse como alguien moderno, que está en la cresta de la ola social y es tan libre de todo que incluso puede hacer algo contrario a su esencia.
 
Parece que es un signo de modernidad estar a la última, tener un cuerpo modelado (es decir, según los modelos que salen en la tele y revistas), aunque ese modelo sea perjudicial para la salud. Lo que tradicionalmente se asocia a la energía femenina es lo que ahora busca el hombre gueylor, pero una energía femenina revirada: de lo masculino a lo femenino para ser más masculino, arf. Sé que es retorcido pero así lo veo: el hombre que se mueve hacia lo femenino para buscar su autoafirmación amplifica su personalidad y su presentación ante el mundo con elementos típicamente femeninos, para considerarse como un hombre actual y por encima de todo, sin limitaciones.
 

Entender la menstruación

Si le preguntas a cualquiera de tus amigas o te paras tú misma a recordar cómo viviste tu primera menstruación, es probable que la mayoría de las respuestas vengan acompañadas de comentarios a la poca comunicación que hubo con la madre, la falta de explicaciones, el secretismo que rodeó a este acontecimiento, u otras tantas maneras no muy positivas de vivir la entrada en esta experiencia única en la vida de una mujer.  

Así vivimos muchas de nosotras aquella primera menstruación. Después seguimos pasando por esta fase de cada mes más o menos condicionadas por los dictados de nuestra cultura, nuestra familia, nuestro entorno, la televisión o los medios de comunicación en general. Y en nuestra cultura existe un doble discurso para la menstruación de la mujer: biológicamente no hay nada malo en que las mujeres sangremos, pero por otro lado resulta que sangrar puede ser incómodo, doloroso, problemático, sucio… así que según las directrices sociales lo mejor es ocultarlo, disimular y seguir haciendo nuestra vida como si nada pasara o al menos intentarlo.

Cuídame

Os dejamos esta canción que merece la pena escuchar con calma... sobran las palabras...



Cuídame

Cuida de mis labios,
Cuida de mi risa,
Llévame en tus brazos,
Llévame sin prisa.
No maltrates nunca mi fragilidad
Pisaré la tierra que tú pisas.

Cuida de mis manos,
Cuida de mis dedos
Dame la caricia que descansa en ellos.
No maltrates nunca mi fragilidad
Yo seré la imagen de tu espejo.

El machomán

Siguiendo con la entrada (¿Qué nos queda?) que escribí sobre dos tendencias enfrentadas en el uso descentrado de la energía masculina, voy a tratar de aclarar un poco lo que entiendo por “machomán”. En la próxima entrada hablaré del “gueylor”.

El extremo que más hombres atrae es el del “masculino de la superficialidad”, el que llamo machomán. Los machomán son personas que derivan en la superficialidad por una falta absoluta de trabajo interno, falta de criterio personal, aunque sea mínimo, y que por tanto son arrastrados por las influencias externas, que a veces son casi agresiones contra sus identidades.

Conocer el útero

Las mujeres portamos en nuestro cuerpo físico un órgano que energéticamente nos conecta con nuestro Ser femenino, con nuestras capacidades puramente yin, con los dones de la Diosa. Este órgano es el útero. En general vivimos desconectadas de su existencia y de su energía. Volver a percibir y sentir este centro  pasa por una toma de conciencia del mismo, nos llevará a conocernos mejor y a comenzar por fin a despertar todo lo bueno que hay en nosotras, a verlo desde otra perspectiva.

El útero es un órgano muscular, hueco, situado en la pelvis de la mujer, entre la vejiga (por delante) y el recto (por detrás). Suele medir unos siete centímetros de largo por cuatro de ancho y unos tres centímetros de espesor. Además, posee unos fuertes ligamentos que lo mantienen en posición estable.

Lo femenino

¿Qué es lo femenino? Hemos oído decir que una mujer es femenina cuando tiene una cierta apostura, camina, se viste o se mueve de determinada manera… nuestra familia nos ha inculcado desde pequeñas -los medios de comunicación han continuado la labor- los valores que definen lo femenino, y que van desde la delicadeza y los gestos corporales hasta la poca piedad que podemos tener entre nosotras, pasando por la manía de cotillear y un largo etc.

También se nos ha dicho que, sin perder esa supuesta feminidad, podemos trabajar sin ningún problema estando embarazadas, podemos seguir trabajando perfectamente después de parir e incluso llevar una vida tan activa y tan igual como antes. Se nos sigue haciendo creer que la menstruación es un fastidio, una fase que es mejor pasar cuanto antes porque todo son desventajas, que es bueno inventar métodos para que pase desapercibida.

¿Qué nos queda?

Esta es una pregunta que me surge al final de una reflexión larga. La reflexión trata sobre qué hacen para encontrarse a sí mismos los hombres (en masculino) y los padres (también en masculino) que veo a mi alrededor, tanto en mi entorno próximo, como en un círculo más general.

Me da la sensación de que todo se polariza demasiado, que la tendencia nos lleva a ser “machomanes” o a ser “gueylores”, es decir, a ser hombres poco dados a explorar tus sentimientos profundos, quedándote en la superficialidad, o a exagerar sentimientos poco reales porque así eres mas moderno. Yo me pregunto: entre una cosa y otra ¿qué nos queda?.