Hoy quiero escribir sobre un tema que me preocupa bastante como padre.
En el subtítulo del blog hemos escrito una frase que experimentamos cada día: “para conectar con tu hijo antes has de hacerlo contigo mismo”. Por eso mismo hemos escrito algunas entradas en este blog sobre aspectos de lo masculino y lo femenino que pueden ser pistas para el trabajo y crecimiento personal.
Porque por muy evolucionados y trabajados que estemos, los padres parece que en varias ocasiones nos quedamos cortos en la crianza de nuestros hijos. No sé si siempre ha sido así (eso de la diferencia generacional, conflicto entre padres e hijos, etc), pero tengo la sensación de que los niños de hoy plantean muchos retos complicados para los padres.
Creo que muchos (si no todos) los niños que nacen actualmente son especialmente sorprendentes a edades muy tempranas y a poco que nos demos cuenta, ocurre que nos sorprenden mostrándonos nuestras deficiencias, nuestras incoherencias, nuestras faltas de sentido común. Incluso a veces nos pillan cuando sólo estamos pensando y nos sorprenden haciendo referencia a algo que nosotros aún ni hemos hablado.
Estas cosas suelen dejarnos fuera de juego y entramos en una dinámica de o bien “mi niño es especial”, o bien “pero cómo se atreve el mico éste”. En todo caso suele llevarnos a los padres a situaciones complicadas porque estas situaciones nos superan, no estamos preparados para afrontar una paternidad-maternidad para este tipo de niños avanzados y chocan contra la imagen que tenemos de paternidad autoritaria que nosotros mismos recibimos de pequeños.